marzo 22, 2013

Catrachos: la mera riata

En el año de 1899, Alberto de Jesús Membreño Vásquez, publicó el primer Diccionario hondureño con el título de "Hondureñismos. Vocabulario de los provincialismos de Honduras", nutrido con gran parte de los vocablos y expresiones recogidos en "La Botica del pueblo" del Doctor Francisco Cruz Castro.

Consta de aproximadamente 1950 hondureñismos, todos con un significado propio que la población catracha utiliza cotidianamente. 

Pero bueno; hablemos de lo que nos ocupa y nos trae aquí en esta nueva entrada. 

¿Quién jugó hoy? ¿Qué equipos de CONCACAF se enfrentaron hoy por la tarde? Sí conocen la respuesta, síganme entonces en estas líneas. 

Bueno pues hoy inició el Hexagonal Final rumbo al Mundial de Brasil 2014, por lo que se enfrentaron más de 20 selecciones en distintas regiones del planeta; con el único fin de ganar, sumar puntos y apartar un lugar para dicho evento. 

En nuestra región el partido más vistoso y esperado por muchos, el encuentro por el cual se hablaba y comentaba día tras día de esta semana era la visita de la Selección Mexicana dirigida por el técnico José Manuel "Chepo" de la Torre al Olímpico de San Pedro Sula para enfrentar a la Selección de Honduras.

En este partido se habló más del entorno, de la presión que ejercen los aficionados desde que los seleccionados mexicanos pisan el territorio de esta nación centroamericana.

Para los que no son adeptos al fútbol pero tienen nociones claras de él podrían haber pensado al escuchar el nombre Honduras; de una Selección quizá si conocida pero de bajo nivel, de un juego un tanto rudimentario, sin técnica ni espectáculo y a la cuál equipo que se enfrente a ella, no debe preocuparse porque es un trámite fácil y rápido. 

¡Oh sorpresa! Todo lo contrario. Quizá si tengan razón en el modo de juego que operan sus jugadores, pero al fin y al cabo la técnica y el espectáculo a veces no valen si no se gana o se juega para ganar. Hoy lo demostraron pues en un lapso de tres minutos, México dejó escapar la victoria con Honduras y terminó 2-2. 

México suma dos puntos en la eliminatoria. El martes enfrentará a Estados Unidos en el estadio Azteca.

Pero volviendo a los catrachos, jugaron el primer tiempo muy mal, el segundo de igual forma pero en ese pequeño lapso de tiempo supieron remontar y empatar, para conseguir un punto que ahora los coloca como primeros en el Hexagonal Final. 

¿Cómo lo consiguieron? Pues fácil supieron aprovechar todas las condiciones que tenían a su favor y no perdonaron. 

Además hubo un factor trascendental que durante los 90 minutos me llamó mucho la atención. Sabia que por la historia que han creado estas dos selecciones, los ánimos de la gente se precipitan al borde un furor extraordinario, un apoyo incondicional para los suyos y una presión alta para los rivales. 

El Olímpico era una fiesta total. Las bocinas, las cornetas, los silbatos, los gritos, las porras, los cánticos, los aplausos, todo era ruido total pero con un ritmo reservado para explotar en un momento decisivo y marcar la diferencia. 

Según los comentaristas; expresaban que el ánimo de la gente no duraría mucho por lo que México tendría que aguantar los primeros 15 minutos y después los aficionados bajarían el nivel de apoyo y presión. Eso nunca sucedió. Durante todo el encuentro e incluso tras estar dos goles abajo en el marcador la intensidad con la que inició el público se mantuvo hasta el final e incluso hasta después del partido, revelándose en las calles de la ciudad. 

Esa afición está formada por la gente hondureña, pero curiosamente no son los ricos burgueses los que toman el pendón de su selección, sino más bien las personas que habitan en las ciudades y pueblos circunvecinos, revueltos con lo más cercano al patriotismo y nacionalismo. Y son ellos los que en verdad muestran un amor incondicional por su playera nacional, pues a pesar de todos los problemas que van desde los económicos, sociales y culturales, se olvidan de ellos y asisten al estadio para conseguir algo que se le está acabando al fútbol.

Me refiero a que su afición se vuelve una sola, conforma un hombre comunitario que vive en su presente y a la vez es sensible con su espacio. Funciona como el combustible que enciende los motores de once jugadores y hace que los milagros y sueños se vuelvan realidad. 

Eso es hermoso. El hombre en su función social dentro de un grupo de aficionados a su equipo, debe dejar la idea de ser solo eso y en consecuencia debe ser protagonista importante del encuentro que se desarrolla. 

México se confío y al final no aguantó la presión que se desarrollaba en aquél escenario. Honduras por su parte jugó sus últimas cartas y de la mano de sus jugadores y afición creyó en remontar y lo consiguió. 

Hoy los catrachos son líderes en la clasificación, son simplemente la autoridad y son "la mera riata".


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