"El balón está hecho de cuero, el cuero viene de la vaca, la vaca
come pasto, así que hay que echar el balón al pasto". – Alfredo Di
Stefano.
La historia en el fútbol es
contada por los vencedores.
Pero ¿qué sería de esa misma
historia sin todos aquellos momentos que pudiesen haberse perdido como lágrimas
en la lluvia y que alguien decidiese atraparlos en el aire? Creo que eso podría
agregar mucho más sabor y color.
Brasil 2014. Un Mundial que
prometía muchas cosas, terminó sorprendiendo a todos por igual.
Antes de continuar, quiero
que ustedes hagan algo. Tómense un momento y observen la siguiente imagen. Si
quieren pueden echar un vistazo rápido o bien, analizar detenidamente cada uno
de los rostros de los jugadores que aparecen en ella.
¿Terminaron? ¿Qué notan en sus
rostros? ¿Qué se imaginan ustedes que esos personajes estén pensando?
Se preguntaran, por qué les he
pedido ese análisis. Bueno, para descubrir la lógica del fútbol, es necesario
descubrir su causa y su efecto. El fútbol encierra un enorme espectáculo, tan
vasto que es justo e idóneo darle el lugar que se merece a cada uno de sus
actores. Desde el aficionado que se vuelve la célula responsable de organizar
un conjunto o una masa para apoyar a su selección hasta el propio futbolista
que es quién recibe el aplauso o el abucheo según sea su actuar dentro del
campo de juego.
Alemania es campeón del mundo.
Pero Alemania no ostentaría dicho título sin el resto de elementos que
confluyeron para un desenlace como el de esta tarde.
Han transcurrido 30 días desde el
inicio del máximo torneo del balompié mundial. Una serie de sucesos han venido
presentándose en cada partido que se disputó en tierras cariocas y todos esos
acontecimientos es necesario recordarlos, pues sin ellos la gesta deportiva no
tendría sentido y la razón del juego en sí, terminaría por perderse. Por ello
es preciso recordar lo más destacado y de lo cual cada uno sacará al final sus
propias conclusiones.
Todos recordaremos... la sufrida
victoria de Brasil contra Croacia, el empate ante México y el adiós de Camerún,
auspiciado por los cariocas. Recordaremos como un jovencillo llamado Neymar de
tan sólo veintidós años decidió no solo echarse a un equipo al hombro, sino a
todo un país para darle el aliento necesario y permitirle soñar con la
victoria.
Todos recordaremos... como un
país entero se conmociono durante noventa minutos, cuando su selección se
enfrento a un rival europeo que aseguraba haría temblar a los jugadores
aztecas; pero que al final los que temblaron fueron otros gracias al talento y
al profesionalismo de su “Capi Rafa” que si no es joven, sí es eterno y que
gracias a eso también otorgaría el lujo de poner en jaque el pase a cuartos de
final de una Holanda que fue subcampeona hace cuatro años.
Todos recordaremos... como una
Naranja Mecánica terminaría por aplastar y abollar la corona española con cinco
tantos en el primer partido de la que era la vigente campeona del mundo y que
ante el desatino de varios de sus jugadores pondría en riesgo su avance cuando
se enfrentaron a un seleccionado tricolor que estuvo a punto de eliminarlos y
hacer historia.
Todos recordaremos... a una Furia
Roja que no era precisamente de la península ibérica, pero que con un increíble
fervor de victoria conseguirían golpear a España y darle a la Canarinha uno de
los tantos sustos que recibió durante su estancia en el torneo y que de la mano
de su portero Claudio Bravo haría sentir a sus rivales frente a una
impenetrable cordillera andina.
Todos recordaremos... como un
grupo de cafetaleros le permitiría a su país colocarse entre los mejores y
darse el lujo de poner en aprietos a los más grandes, gracias al apoyo de su
afición que sin duda ponía el ambiente festivo y el baile colombiano en cada
encuentro que su cuadro nacional disputaba. Y como olvidar al gran James que ni
siquiera se inmuto cuando tuvo que tirar desde los once pasos portando en su
manga a un saltamontes que trepó sobre él.
Todos recordaremos... como un
grupo de griegos desorganizados, pero con mucha fe darían la sorpresa en los
últimos minutos y sorprenderían a Zeus y al resto de los dioses del Olimpo al
contemplar a un simple mortal llamado Georgios Samaras arrebatarle a Drogba y
su tropa marfileña, lo que era el boleto de entrada a la siguiente estancia.
Todos recordaremos... como un
equipo que no prometía mucho en su región, dio la sorpresa al vencer a un
conjunto charrúa que no parecía ser el mismo que logró el cuarto lugar en el
torneo pasado, dando origen a la leyenda de Keylor Navas que voló como nadie
más lo hizo para evitar que el balón entrara en su portería y que haría
historia al llevar a los “ticos” a sus primeros cuartos de final en toda su
historia, cosa que para ellos era casi como ganar el propio Mundial.
Todos recordaremos... como un jugador
se volvería en tan poco tiempo héroe y villano al mismo tiempo, dándose el
privilegio de asestar dos sublimes golpes a una Inglaterra que sigue sin
ofrecer mucho y de paso “morder” a una Italia dejando en manos de la suerte y
el destino su futuro en el Mundial.
Todos recordaremos... como una
selección renovada y que había enterrado por completo los errores y los graves
problemas que tuvo en Sudáfrica, se transformaría en una máquina goleadora;
permitiendo ser comandada por Monsieur Benzema colocándose una vez más en lo
alto de la constelación futbolera.
Todos recordaremos... como un
grupo de jugadores acostumbrados a jugar en temperaturas frías, veía
atormentado a Lichtsteiner, uno de los suyos y a quien se le había encomendado
perseguir por los laterales donde pegaba más el sol, a cuanto jugador quisiera
penetrar la meticulosa maquinaria de los suizos.
Todos recordaremos... como una
Pulga decidiría portar la casaca de capitán, obligándolo a demostrar el porqué
viste con la playera del mítico y legendario “10”, llevando a sus jugadores por
el camino del triunfo, un camino lleno de contratiempos y que lo mermarían al
final del torneo, designándolo erróneamente como la figura del Mundial.
Todos recordaremos... a una
bandada de “águilas verdes” que buscaban ante todo levantar el vuelo que les
permitiese de una vez por todas superar la fase de grupos, cosa que no
conseguían desde 1998 y ante lo cual concederían la batuta a un Vincent Enyeama
que parecía como si de verdad fuera un águila, al volar y atajar los disparos
más potentes que se dirigían a su arco.
Todos recordaremos... como un
grupo de soldados, bajo las ordenes de su General “Jogi” Löw y manteniendo
desde hace ocho años una misma estrategia, una misma mentalidad y una misma
fuerza física batirían en combate a lusos, africanos y de paso hundir y
humillar a todo el país amazónico, forzándolos a ondear sus respectivas
banderas blancas y firmar su rendición para así abandonar toda esperanza en la
contienda mundialista.
Todos recordaremos... como un
antiguo miembro del ejército antes mencionado, de nombre Jürgen Klinsmann se apoderaría de territorio
estadounidense para aspirar a un puesto de batalla mejor que el conseguido en
años anteriores; pero que se vería frenado ante el potencial europeo.
Todos recordaremos... dos equipos
saldrían victoriosos de su respectivo grupo. El primero de ellos, un grupo de
“Diablos Rojos” entre los que figuran Courtois, Kompany, Lukaku y Hazard
recorrían el terreno de los vivos buscando remembrar lo obtenido en 1986 cuando
lograron colocarse en el cuarto sitio de aquel torneo. Mientras que el segundo conjunto, apodados
“Los Zorros del Desierto”, serían un dolor de cabeza para una Alemania dispuesta
a avanzar a la siguiente fase, luchando con todas sus fuerzas y dando a África
chispas de esperanza de que se pueden hacer las cosas bien.
Velocidad, acción, jugadas
increíbles, goles asombrosos, felicidad de unos y tristeza de otros, tintes
dramáticos... todo eso nos dejó el Mundial de Brasil 2014. Quizá me faltaron
muchas cosas más, pero en un breve espacio quise dibujar los momentos que
recordaremos durante los próximos cuatro años.
Terminó la fiesta futbolística y
todo vuelve a la normalidad. Sin embargo, lo anterior nos permitirá; como dije
al principio, conocer la causa y el efecto cuando llegué la siguiente cita
mundialista.
Desde el primer toque al balón y
hasta la última lámpara que se apagó en el Maracaná, desde el grito de aliento
en los campos de batalla donde auténticos y modernos gladiadores disputaron
encuentros apasionantes durante noventa minutos, cuyo eco solamente tendrá como
testigo a un Cristo Redentor que hoy se pinta de rojo para darle el justo
reconocimiento a la Selección Alemana que se ha coronado por cuarta vez
campeona del Mundo y que extiende sus brazos como para decirnos: “Se acabó, eso
es todo...gracias”.