noviembre 08, 2013

Mismo color, mismo sentimiento...una historia diferente

La juventud no está hecha para el placer sino para el heroísmo. 

- Paul Cladel

Inquietos, temerarios, con espíritu de aventura, dispuestos a desafiar su presente y forjar su futuro; con el valor de lograr ser quienes son a pesar de las criticas, de las circunstancias y de los escépticos. 

Contar con la capacidad de abrir nuevos caminos frente a sí mismos, probar lo nunca antes intentado o bien innovar lo ya realizado, ser libres y dirigiendo sus vidas al destino que han elegido.

Ser joven significa en gran parte todo eso.

El escenario pintaba para un partido con miras a resarcir el daño causado por el rival, en los primeros embates. El resultado; trágico pero con mucho que rescatar. Futbolísticamente, nuestro país no vive los mejores momentos. Estamos a la espera de dos encuentros que decidirán si la Selección Mexicana obtiene o no un boleto para incursionarse el próximo año a tierras brasileñas y mostrar su rendimiento frente a los mejores. Pero ellos…ellos son otra historia. La que nos ocupa está noche ha sido basada en una serie de travesías que nos han permitido soñar por un rato más y que nos han devuelto durante 90 minutos esa ilusión que nos fue robada recientemente.

Nuestro sueño no será perturbado por selecciones como Irak, Suecia, Italia, Brasil y más recientemente; Argentina.

La Selección Mexicana Sub 17 (campeona mundial dos veces en dicha categoría) se ha levantado de un duro golpe ante su similar Nigeria, tras haber iniciado con el pie izquierdo este torneo y luego de recibir nada más y nada menos que seis goles en la portería tricolor. ¿Escépticos de que se pueda levantar tras una derrota así? Muchos. Y no es para negarlo, pero nuestra naturaleza empírica nos lleva a eso. La experiencia que hemos tenido con la Selección mayor nos hace ver que unos simples chavos no van a lograr salir de ese estancamiento inicial y menos contra selecciones de otro nivel. 

¡Oh bendita sorpresa! ¡Oh bendito fútbol! Esos chavos, esas personas sin experiencia y sin el conocimiento que la vida misma nos otorga, nos han dado una lección valiosísima. Han sobrepasado todas las pruebas que se les han puesto y se han logrado colocar una vez más en la mismísima final. 

Consiguieron colocarse en el segundo peldaño de su grupo y después atravesaron las líneas de fuego impuestas por Italia, Brasil y Argentina, para lograr lo que pocos creían y aplastar el paradigma de lo que muchos decían: llegar hasta la final, lo cual les ha valido el reconocimiento y por qué no las críticas de algunos “profesionales” que han afirmado que “no es lo mismo”.

Y vaya que tienen razón. No es lo mismo, ni siquiera se asemeja a lo experimentado a nivel superior. Pero aún así han demostrado ser mejores que algunos de esos profesionales. El cómo, ni yo mismo logro concebirlo completamente, pues sólo veo una cosa que distingue a esos jóvenes aventureros: la ilusión en sus pupilas.

Gudiño, Wibias, Terán, Rodríguez, Hernández, Aguirre, Rivas, Govea, Jaimes, Díaz, Ochoa…nombres que serán recordados por mucho tiempo. Quizá algunos se lleguen a perder, pero es tarea de cada uno de nosotros otorgarles la importancia que se merecen y el agradecimiento por enseñarnos que sí podemos, que si caemos la vida nos da la posibilidad de levantarnos, de mostrar un mejor rostro a la adversidad y de no intimidarse ante los rivales y obstáculos que se pongan enfrente.

Esos jóvenes guerreros, soñadores, aventureros, alegres, impetuosos y conscientes del peso que llevaban no por una simple camiseta, sino por el significado, el orgullo y las millones de almas que representan, dieron todo de sí y sin embargo se toparon con su primer rival el cual les encajo tres goles para coronarse como nuevos campeones del mundo y obligando así a los primeros, a ceder el trono dorado que obtuvieron por última vez en 2011.

Si bien se desesperaron al ver ese escenario, las aspiraciones y metas, los sueños y objetivos que cada uno de ellos guarda dentro de sus corazones, las imágenes y los rostros de sus compañeros, amigos y hermanos en el fútbol y que han conseguido grabar en sus memorias, serán la respuesta que haga posible lo imposible…no podrán dejar de ser jóvenes.

Vayamos a dormir contentos y con una chispa de esperanza. La tristeza, no cabe en este momento, pues once jóvenes nos han mostrado que hay futuro, que tenemos posibilidad de cambiar las cosas si creemos fielmente en nuestros objetivos, en nuestras metas y si conseguimos esa concreción de ideales. Sólo así podremos devolver esa pasión a nuestros espíritus y por qué no, volver a sentirnos jóvenes una vez más.