Maneras de aguantar. Maneras de crecer. Maneras
de vivir. Maneras de soñar. Maneras de aprender. Maneras de sufrir. Maneras de
palmar. Maneras de vencer. Maneras de sentir...Qué manera de subir y bajar de
las nubes, ¡qué viva mi
Atleti de Madrid! - Sabina
El
lunes 26 de diciembre de 2011, aterrizaba en tierras españolas un hombre que
estaba comprometido a salvar una temporada para el olvido del equipo en el cual
vivió sus mejores glorias.
Lo
que en ese momento era un secreto a voces, se convertía en un hecho oficial.
Diego Pablo Simeone, mejor conocido como el “Cholo” Simeone; sería presentado
un día después a su llegada en la Sala VIP del Estadio Vicente Calderón, dándose
a conocer que había firmado por lo que quedaba de aquella temporada y una más.
Llegaba
en un momento delicado. El equipo rojiblanco se colocaba en la décima posición
de la Liga, a tan sólo cuatro puntos del temido descenso y eliminado en la Copa
del Rey por un Albacete que era participe de la Segunda B.
Aquel
encuentro con su ex equipo (criticado por muchos) sería el inicio de una
historia de amor entre el “Cholo” y el equipo colchonero, que derrocharía miel
sobre hojuelas bañando a la afición que se posa cada fin de semana en el
Vicente Calderón para ver gritar ¡Gooool! cada vez que su equipo rompe la red contraria.
Y
así en lo lineal de la vida de cada ser humano, la búsqueda del éxito y de la
gloria está plagada de obstáculos que si no son superados, llevan al individuo
al fracaso.
El
“Cholo” se enfrentó a un primer obstáculo. El ser realista. Nadie había creído
en que esta Liga la disputarían tres equipos y no dos, como se ha venido dando
en los últimos años, debido a la competencia tan marcada entre los dos rivales
natos: el Real Madrid y el Barcelona.
Nadie
había creído en una meta y un objetivo como lo había concebido Diego Pablo
Simeone.
Cuando dentro de su ser, él tenía la esperanza y el sueño de resistir
las condiciones austeras que había heredado de la anterior administración
directiva del equipo.
Sin
embargo, Simeone tuvo paciencia. Se afanó y se aferró a una tarea que para
muchos pudiera ser imposible. Así que lo primero que hizo fue contagiar a todo
el mundo a su alrededor de una ilusión, de una idea, de un sueño que no era un
producto de alguien irrealista sino por el contrario, era una visión que podía
existir física y materialmente, pues tenía bases sólidas para aspirar a
alcanzar el éxito.
El
Cholo lo sabía. El trabajo duro era inevitable. La habilidad de cada uno de sus
jugadores fue creada con determinación y con horas y horas de dedicación. El equipo
fue condicionado para ser una emulación directa de su entrenador.
La
fe del Cholo y su paciencia fueron determinantes. No consiguió las cosas en
tres días, sino que se esforzó durante mucho tiempo y los resultados comenzaron
a llegar.
«Siempre
hay que creer. ¡Y nosotros creemos¡» Simeone ha entrado a partir de ahora en
los anales de la historia del fútbol.
Partido
tras partido, Simeone ha cambiado el destino del equipo rojiblanco y el de
millones de almas que tras 18 años de no conseguir la alegría reservada para
los que se esfuerzan y no dejan de intentarlo.
Simeone
hizo todo lo que estaba en sus manos. Cada hora, cada día, cada semana, cada
entrenamiento, cada charla motivacional, cada partido, cada victoria y cada
derrota; para un equipo en el cual el requisito primordial es “saber sufrir”;
hizo posible lo que el día de ayer para muchos hace tres años era un disparate
de un técnico que no estaba siendo realista.
Como
lo dice Joaquín Sabina en el himno que compuso para el Atléti por su
Centenario:
“Para entender lo que
pasa, hay que haber llorado dentro, del Calderón, que es mi casa…”
No
se puede entender la alegría y la felicidad en los aficionados, consecuencia de
haber conseguido ser campeones de la Liga sin haber llorado, sufrido, gritado y
aguantado las caídas y las derrotas más grandes de su equipo.
El
Atlético de Ufarte, Kiko, Juninho, Ratón, Ayala, Burgos, Heredia, Antic, Levinha,
Adelardo, Toni, Grifa, Pereira, Peiró, Calleja, Ovejero, Aragonés y muchos más,
será a partir de ahora el Atlético del Cholo Simeone.
Los
números del técnico argentino con el equipo colchonero reflejan la recompensa
de haberse arriesgado como lo han hecho hasta ahora. En tres años, ya figura
como el cuarto técnico que más se han sentado en el banquillo rojiblanco (145)
y el tercero en ganar más encuentros (96). Desde 2012, se han ido colando
sucesivamente para tener en sus vitrinas los trofeos de la Europa League, la
Supercopa Europea y la Copa del Rey.
Finalmente,
después de las épocas de pesimismo que tenían cercado al Calderón y que los
fantasmas de la derrota mantenían secuestrados a los hinchas colchoneros, han
abandonado el lugar y han dado paso a creer en que el discurso de su entrenador
no consiste en palabrería, sino en acciones contundentes.
“En
el diccionario, esfuerzo aparece antes que éxito”. “Cholo” la Liga ya está en
casa. Ahora toca el reto de la
Champions.
Felicidades
y enhorabuena a los hinchas del Atléti. Se arriesgaron durante años y perdieron
muchas cosas, pero hoy han ganado más de lo que han perdido. Una lección de
esfuerzo y dedicación.