julio 18, 2012

¿Habrá luz al final del día?

¿En qué mundo vivimos? Uno en él que puedes ir acampar junto con tus amigos de la congregación y disfrutar de la compañía de todos ellos a lado de una fogata y con la naturaleza haciendo la experiencia aún mejor; u otro en él la situación antes narrada es la misma, pero que en el último día de dicho evento llega al lugar un grupo armado él cual tiene el propósito de robar tus pertenencias y más que eso, robar tu cuerpo y atentar contra tu "yo", físico y mental, provocando así una vivencia traumática para ti que quedará impregnada en tu memoria, más que los buenos momentos que te hicieron reír con tus amigos en ese campamento. 

 

Sí, parece quizá un escenario aterrador, pero es real. El pasado 12 de julio integrantes de la organización religiosa Cadena de la Santísima Trinidad fueron sorprendidos por un grupo armado, quienes los despojaron de sus pertenencias y abusaron sexualmente de tres mujeres, entre las que hay dos menores de edad. 

 

Muchos pensarán que este hecho no es ajeno, pues en nuestro diario vivir llegan a nuestros oídos noticias de este tipo, por lo que quizá hasta cause cierta indiferencia. Sin embargo no es así o no debería serlo. 

 

Lo que tensa más la situación es que las victímas del abuso y en general, el resto de los integrantes del campamento así como los organizadores quizá nunca se imaginaron que en un retiro espiritual, en él que vas a convivir con tus amigos buscando cierta paz y tranquilidad y respaldada por los cuidados de Dios, sufrieran un ataque de esta magnitud y de este tipo. 

 

Ciertamente vemos que lo que ocurrió allí es un signo más de que la violencia y los actos criminales han llegado a un punto en él que la libertad religiosa y el propio credo ya no son respetados. 

 

Es triste ver que las personas ahora han perdido el sentido de respeto hacia las creencias religiosas de otros, atacando a todos por igual. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué es lo que transcurre por la mente del criminal y de la victíma en el lapso del ataque? ¿Cómo podría uno saber que es lo que le pasa en ese momento por la cabeza? ¿Quién lo nota? ¿Que los motivo? ¿Tendrían que abrir su cabeza para saber lo que esta pensando? ¿Qué tienen en la mente y porque la ausencia de las cosas comunes que tiene el resto de las personas? ¿Quién los crió o en que sanatorio estuvieron retenidos antes de escapar y hacer de las suyas?

 

No lo sé. Francamente no lo sé.

 

En mi experiencia, he asistido a muchos campamentos (la mayoría de ellos organizados por la Iglesia a la que pertenezco) y nunca llegué a pensar que algo así podría suceder. Es decir, te rodeas de un ambiente y de gente que busca paz y una bonita experiencia para llevarse el resto de sus vidas. Luego entonces trato de imaginarme y de ponerme en el lugar de alguno de los chicos que fueron a este retiro y mi mente no puede trasladarse por completo allí, al parecer choca con una barrera provocada por la imagen creada a la par de las palabras y del testimonio de las jovencitas que fueron atacadas y del resto de sus compañeros, al enfrentarse al temor de pensar que en un lapso muy corto de tiempo pudieron llegar a morir todos, tras jalar el gatillo de alguna de las armas que los integrantes de ese grupo armado portaba.

 

Mientras escribía esto, vi en la cronología del Twitter los muchos links de los diferentes contactos dando a conocer que las autoridades de la entidad habían detenido a 17 personas, mediante 10 ordenes de cateo en Chalco y que algunas de ellas ya fueron reconocidas por las victímas. 

 

Sólo se necesita de un pequeño enganche para producir todo lo escrito anteriormente. Las autoridades ahora castigarán a los responsables, pero y luego que. ¿Qué o quién nos asegura que eso no volverá a pasar? 

 



Tampoco lo sé, pero lo que si sé, es que (lo digo como creyente cristiano) las autoridades aquí impondrán un castigo terrenal, pero esté después tendrá otra instancia, una que te entregará la factura de los hechos cometidos y realizados por tu persona. "Lamento en verdad todo lo sucedido" dirán, pero sólo Él podrá decidir si los perdona o no. 


Mientras tanto nuestras autoridades aquí en la tierra deberán de ponerse a trabajar (pero en serio) para lograr devolver los ambientes de paz, diversión y seguridad en los que cualquier joven se imagina para ir y acampar tranquilamente esperando despertar y volver a ver un hermoso amanecer sin temor a nada más que la espera de regresar el próximo año y vivir otra vez esa grata experiencia.

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