septiembre 15, 2013

I've gotta be me (Tengo que ser Yo).



Lionel Messi, LeBron James, Usain Bolt, Yelena Isinbayeva, Roger Federer, Tom Brady, Valentino Rossi, María Sharapova, Tiger Woods, Sebastian Vettel. Todos ellos grandes deportistas en los distintos escenarios en los que se desenvuelven. 


Pero, ¿Qué los ha llevado a esos lugares, a estar en el Top Ten de los mejores? La respuesta es lógica: el arduo trabajo, el esfuerzo constante y la experiencia. Han sabido sortear los peligros y los obstáculos que en ese camino se han presentado y que en ocasiones han tratado de minar sus pasos. 


Está noche hemos visto el inicio de una nueva historia dentro del mundo del deporte. Una figura se ha logrado posicionar entre las mejores y será difícil ver que lo bajen del pedestal en el que ha conseguido colocarse…por lo menos durante lo que duré su reinado. 


De descendencia boxística, Floyd Mayweather Jr., es considerado actualmente como el mejor libra por libra gracias a una técnica muy depurada, unos desplazamientos constantes a lo largo del ring y por controlar el ritmo del combate a voluntad. Inicio su carrera profesional al vencer en dos asaltos y por KOT a Roberto Apodaca en 1996. Dos años más tarde fue en busca del Título Mundial Superpluma CMB para lo cual enfrentó al campeón Genaro Hernández. Tras 8 asaltos vencía por KOT, adjudicándose el Título Mundial Superpluma CMB.


Luego defendería ese título en ocho ocasiones (las cuales ganó) para así dejarlo vacante y cambiar de categoría.


Tras dichos inicios, enfrentó a José Luis Castillo en dos ocasiones en las que se alzó como vencedor y Campeón Mundial Ligero CMB. Defendería dicho título en otros tres encuentros para luego abandonarlo y cambiar de categoría.


Ya en el título por el Campeón Mundial Superligero CMB, se enfrentaría al canadiense Arturo Gatti a quien vencería por KOT en seis asaltos.


El siguiente rival a vencer, Zab Judah en una pelea polémica en la que se involucró el entrenador y tío de Floyd, Roger tras insultar a Judah y subir ilegalmente al ring. El combate finalizó en el límite de los doce asaltos dejando un puntaje de 119-109/116-112/117-111 para el vencedor por Decisión Unánime y nuevo Campeón Mundial Welter FIB Floyd Mayweather Jr.


En el año 2006, Mayweather tomó la decisión de ir en busca del Título Mundial Welter CMB enfrentando al absoluto y reconocido monarca de dicho título el argentino Carlos Baldomir. Dicha pelea fue llevada a los doce asaltos, los jurados puntuaron para el vencedor por Decisión Unánime y nuevo Campeón Mundial Welter CMB Floyd Mayweather Jr., quién desafío públicamente a Oscar De La Hoya después de la pelea, saltando de categoría pero conservando el título que obtuvo de Baldomir.


Luego de 12 asaltos y con las tarjetas marcando a favor del norteamericano; el ganador por Decisión Dividida y nuevo Campeón Mundial Superwelter CMB era Floyd Mayweather Jr. De esta forma Mayweather se convertía en campeón de cinco categorías diferentes.

 
Y entonces después de vencer a De La Hoya, tomaba una decisión que sorprendió al público; Floyd anunciaba su retiro debido a una supuesta falta motivación para seguir en el boxeo.

Sin embargo en 2009 anunciaba su regreso al cuadrilátero y de qué manera. Nada más y nada menos que retando a Juan Manuel Márquez; uno de los mejores boxeadores mexicanos de hoy en día, quien fue campeón mundial en tres divisiones. En el segundo asalto, Mayweather derribó a Márquez con un certero gancho zurdo, el mexicano se reincorporó a la pelea. Floyd continuó lanzando golpes a Márquez, en un combate que se llevó los doce asaltos y que ganaría por Decisión Unánime.


El encuentro ante De La Hoya y luego ante Juan Manuel Márquez marcarían la pauta y el inicio para el Mayweather que hoy conocemos.


Mayweather conseguiría la victoria por decisión unánime ante Shane Mosley, el 1º de mayo de 2010.


Su siguiente rival a vencer sería Victor Ortiz. Ganó en el cuarto asalto en un descuido de Ortiz, cuando éste se trataba de disculpar con Floyd tras un cabezazo que le propino y para lo cual el estadounidense aprovecho que su contrincante tenía la guardia abajo mandándolo a la lona después de dos fuertes golpes al rostro.


El 5 de mayo de 2012 sería el duelo que Floyd considera como el más parejo que le ha tocado enfrentar. En el MGM Grand de Las Vegas se vería las caras contra Miguel Cotto, quién hizo sangrar por la nariz a Floyd, tras recibir un fuerte impacto en el sexto asalto. Ya para el onceavo asalto, y después de un cerrado décimo asalto, Mayweather empezó a imponerse, y en el doceavo asalto estuvo a punto de mandar al puertorriqueño a la lona. Las tarjetas se inclinaron hacia The Money Mayweather.


En su penúltima pelea enfrentó a Robert "El Fantasma" Guerrero en Las Vegas el 4 de mayo del 2013. El Pretty Boy se mostró en forma: infranqueable en defensa, rápido de pies y manos, y con precisos golpes de derecha que dañaban a Guerrero, quien especialmente en el octavo episodio recibió tres fuertes impactos. Finalizado el combate las tres tarjetas arrojaron una decisión unánime a favor de Mayweather Jr. 


Hagamos una pausa aquí para digerir todo lo que hemos descrito anteriormente. Retomemos una de las palabras y de los requisitos que enumeramos; y que han llevado a la figuras que nombramos al inicio a ser eso, figuras destacadas del deporte.


Experiencia, según la RAE, se refiere al conocimiento adquirido por las circunstancias o situaciones vividas. Si relacionamos esta definición con la información antes descrita podemos deducir fácilmente el porqué del resultado que hemos presenciado esta noche.


El 14 de septiembre de 2013 es una fecha que marcará el inicio de un nuevo caminar para Saúl “Canelo” Álvarez. El boxeador mexicano llegaba al encuentro que él mismo anhelaba. 

Sin embargo, omitió un pequeño detalle; la experiencia. Floyd Mayweather a lo largo de su carrera ha conseguido muchos títulos en el pugilismo, títulos que hoy presume por pelear ante grandes boxeadores y sin embargo, en cada pelea gana también más conocimiento y por ende más conocimiento.


Por su parte el tapatío ha tenido algunas peleas importantes, pero aún carece de una praxis similar a la de su contrincante. La diferencia de años (13) entre ambos nos podría indicar que el joven mexicano bien pudo haber ganado, sin embargo la historia ha sido escrita de diferente manera.


El veterano Mayweather mostró a plenitud su repertorio de boxeo en el que predominaba la táctica y estrategia que tanto lo identifican y mostrando su anticipación con los golpes del rival. Por su parte, el “Canelo”, quien tenía a su favor el respaldo de público concentrado en el MGM Grand de Las Vegas, nunca dejó de acosarle, pero el ansiado golpe contundente nunca llegó.


Y así tras doce asaltos, las tarjetas de los jueces marcaron una polémica Decisión Dividida entregando el cetro al estadounidense, quien conquistaba su cuadragésima quinta victoria en el pugilismo y dentro del cuadrilátero.


La historia nos muestra que ésta tiende a ser escrita por los vencedores, rara vez por los perdedores. Floyd Mayweather Jr., se ha convertido en el rey y titular indiscutible del boxeo mundial. Pero todo ello le ha costado un esfuerzo y dedicación especial. Su humor y quizá espectáculo que muestra pelea con pelea le han otorgado un estatus de “show man”, sin embargo, no ha perdido los pies de la tierra y ha puesto siempre la mira en lo alto sin olvidar el origen de donde proviene.


Historias de éxito conocemos muchas, pero pocas tan bien fundadas y motivadas como las de los genios del deporte que hoy hemos abarcado.


¿Qué enseñanza nos deja esto? Bueno, es claro que cada uno de nosotros debe esforzarse y luchar cada día para salir adelante. Sé que no seremos como estas figuras de la noche a la mañana, pero está en cada uno de nuestros actos el permitirnos dilucidar la oscura niebla que en ocasiones, los muchos obstáculos generan en nuestras vidas y así por momentos o por mucho tiempo, aprender a querer volar más alto poniendo los pies en la tierra.


Y ahora, ¿qué le espera a Saúl “Canelo” Álvarez? Lo único que le resta al tapatío es seguir aprendiendo. Continuar luchando y generar más experiencia. En mi opinión creo que no se puede llegar desde el punto A hasta el punto C sin antes haber pasado por el punto B. Y ese será el justo parámetro que nos lleve a ser triunfadores o a ser personajes que lo intentaron pero no lo consiguieron. En ese momento podremos encontrar nuevas luces, conectando el pasado con el presente para así hurgar en lo que ya fue y poder ojear en lo que queremos que venga; sin dejar de ser lo que siempre fuimos. 





 

septiembre 10, 2013

Los años fríos



Corría el minuto 9 y en un perfecto cabezazo de Bradley, tras aprovechar un grave despiste de la defensa mexicana Estados Unidos abría el marcador y se imponía un tanto a cero a la Selección Mexicana.

El empuje del Tricolor recibió un nuevo golpe en el minuto 23, cuando un contraataque de EEUU sorprendió a la zaga mexicana y fue aprovechado por Landon Donovan con un desmarque en velocidad y posterior golpe con la zurda mandando el esférico al interior de la portería. Sin embargo ese tanto fue el motivo perfecto para que mediante un pase en profundidad del "Chicharito", encontrará la precisión de Barrera para batir a Howard en el minuto 29 y acortar distancias.

El público mexicano, mayoría en el Rose Bowl, volvía a creer en la victoria. Los ánimos se encendían una vez más y los futbolistas parecieron contagiarse de ese ambiente.

El éxtasis en el Rose Bowl estaba por llegar y no se hizo esperar, ya que Barrera puso por delante a México poco después de la reanudación del segundo tiempo, con el empeine derecho tras un gran pase de Guardado. Era un llamado de atención. El conjunto de las barras y estrellas, dolido en su orgullo tras haber sido remontado, se vino arriba y por momentos logró encerrar al rival en su propio campo, aunque el juego de los norteamericanos se limitaba a impulsos y carecía de claridad y orden.

Pero justo cuando México se encontraba en tierra de nadie y parecía más cerca el empate, Gio Dos Santos firmó posiblemente el mejor gol del campeonato, que sirvió de paso para certificar el título para su selección.

La victoria caía de nuevo de lado mexicano.

La imagen cinematográfica terminó. Los retratos psíquicos que guardamos en nuestra memoria quedan ahí para siempre. Podrán existir innumerables versiones sobre lo sucedido aquel 25 de junio de 2011, durante la final de la Copa Oro sin embargo siempre prevalecerá la imagen que cada uno de nosotros logramos captar y encerrar en nuestro inconsciente.

Hoy la reflexión vuelve a nuestras mentes. Lo acontecido aquel sábado de hace dos años se ve aplastado por lo ocurrido en lo que podríamos denominar los años fríos de la Selección Mexicana.

Se abre paso el acontecimiento deportivo y a pesar de todas las opiniones y críticas se llega a una sola conclusión: el Tricolor no es el mismo de aquellos días de gloria y alegría, la soledad y la desilusión son ahora, parte del vestidor, de la dirección técnica, de la Federación y mayor que eso; del país entero.

Hay muchos fenómenos, eventos y circunstancias en los que el ser humano busca arrojar sus cargas emocionales, sus fracasos y tristezas, sus realidades y en ocasiones, sus alegrías y por qué no, también sus triunfos. Uno de ellos es el fútbol. El espectáculo que acontece dentro del terreno de juego, en el que auténticos y modernos gladiadores se enfrentan en un duelo que si bien no tiene de por medio la vida, tiene de por medio el orgullo, el honor y la victoria tanto individual como colectiva; es un prodigio tal para aquellos que formamos parte intrínsecamente de dicho suceso así como para los ajenos a la relación que surge entre un balón, once jugadores y millones de aficionados. Es decir, es un evento sociológico capaz de captar la atención de todas las masas y en ocasiones; hasta unirlas en un mismo sentir.

Sin embargo, a veces todo eso es olvidado por quienes están dentro de la cancha. Porque si bien son ellos los que están jugando, deben saber y comprender que las camisetas que portan no son simples atuendos de determinado color, región o país; su significado va más allá. Esa prenda está pegada a ellos porque como simbología representa y contiene los sueños, la confianza y el apoyo de no uno sino de millones de personas, de un país y de una sociedad completa.

Hoy mi Selección Mexicana se vio apabullada por un conjunto estadounidense con pretensiones claras y objetivos precisos. Inicio jugando bien, controlando el balón y concretando algunos pases, pero todo quedó en una mera ilusión. Ya con nuevo director al mando y con una estrategia un poco diferente, el conjunto Tricolor sólo vio como el esférico entraba dentro de su marco en dos ocasiones y que incluso Dempsey nos perdonaba el tercero tras fallar un penal a favor del conjunto norteamericano. Con ello las aspiraciones a ser participes del Mundial a celebrarse en Brasil el año siguiente se han visto opacadas por un denso humo que al parecer sigue creciendo sin saber cuál es la verdadera causa del problema que hoy aqueja al balompié nacional y a los corazones de los mexicanos.

Si bien he dicho que no es fácil lograr una concreción de opiniones, criterios e ideas sobre el origen del mal que ha traído la posible inasistencia de México en Brasil 2014, bien podría ser esto una lección para todos los actores de este espectáculo. Algo tenemos que sacar de todo esto. No podemos quedarnos con la derrota simplemente. Por el contrario hay que aprender a confrontar los problemas y obstáculos que nos aquejan en todos los niveles de nuestro desarrollo y de nuestra realización humana.

El fútbol en mi opinión es un deporte hermoso e increíble. Dicen algunos que es un deporte injusto. No lo creo. En él descansan múltiples pasiones que son despertadas al grito unísono de ¡Goooool!, y que aquellos que lo juegan y lo viven se entregan al cien por ciento e incluso a niveles superiores. Es un deporte en el que todo puede pasar. Es un suceso social en el que puedes estar arriba muchos años y de repente caer y sentir la dureza de la derrota, sin embargo al contar con ese carácter, también es posible levantarse de nuevo y volver a caminar por la senda de la victoria.

Finalmente creo que la unión de pasiones y sentimientos por este deporte hará posible que fracasos como los vividos recientemente por el cuadro nacional, sean olvidados y vuelvan a nuestra mente esas imágenes donde un jugador se abre paso dentro del área chica, regatea al portero, se libra de dos defensas y dibuja una vaselina de ensueño que cae en la escuadra izquierda y hace que el estadio se venga abajo.

La lucha es grande y los esfuerzos de todos son necesarios para que eso sea real y posible. Recuerdo cuando Francia (campeona del mundo en 1998) tuvo un momento similar en el Mundial de Sudáfrica 2010. 

Traición, lágrimas, peleas y renuncias hicieron que el escenario para los Blues se viera minado tras empatar a cero frente a Uruguay, caer por dos goles ante México (ojo en esto) y finalmente ser despedidos por el anfitrión Sudáfrica tras perder dos a uno ese año.

Y luego ¿qué pasó? La selección francesa tuvo un proceso de renovación en todos los ámbitos y aquel recuerdo vergonzoso quedó en el olvido puesto que logró para bien un efecto tanto en sus jugadores como en la afición para volver a enfilarse dentro de las grandes selecciones del mundo.

Quizá esto sea lo que México necesite. Pero para ello se requiere del esfuerzo real tanto de sus jugadores como de la Federación y las directivas, y de cada uno de nosotros los portadores de esos colores que nos identifican con nuestra “patriecita” querida.

Es ahí donde radica el triunfo o el fracaso. Es ahí donde estriba la belleza de este deporte.

Y así, en ese marco de ideas y de acciones a tomar será posible ver como el hielo se derrite del aparentemente corazón apagado de nuestras vidas.